En 1956, Giuseppe Salami decidió transformar su pasión y vocación técnica en una aventura emprendedora. A través de los años, ha dedicado toda su vida a permitir que su empresa se desarrolle y crezca. Hoy que nos ha dejado, la historia continúa en manos de sus hijas, Maria Silvia y Rossana Salami, quienes siguen la misión de su padre, con un espíritu de investigación e innovación sin cambios que persigue la calidad y la confiabilidad que siempre han distinguido a los productos de Salami.
